Comunicación básica con tu perro: palabras, gestos y entendimiento mutuo
¿Cómo se entiende un perro con su humano?
Antes de pedirle que no tire, que no ladre o que se quede quieto… necesitamos algo mucho más básico: comunicarnos de verdad.
La educación canina no empieza con la obediencia, sino con el entendimiento. Y entender no es solo enseñar comandos, sino también saber leer lo que tu perro te está diciendo con su cuerpo, sus gestos, su tono.
Esta guía está pensada para ayudarte a construir esa base:
- Las palabras que sí funcionan
- Los errores humanos más comunes
- Y las señales que tu perro te da a diario… aunque a veces no las veas
Comandos esenciales que sí funcionan
- “Muy bien”: para reforzar una conducta correcta. Úsalo con voz suave y alegre.
- “No”: corto y claro, sin gritar. Solo si va acompañado de guía posterior.
- “Sienta”, “Quieto”, “Ven”: empieza en casa, sin distracciones. Refuerza con caricias o comida.
El tono importa más que las palabras. Un “muy bien” neutro no refuerza. Un “ven” nervioso puede asustar. Practica tu tono como parte de tu lenguaje.

Errores comunes al comunicarnos
- Gritar cuando el perro ladra: para él, eso es una señal de que debe ladrar más.
- Repetir la orden sin resultado: decir “ven, ven, ven” sin que ocurra nada confunde y desgasta.
- Usar el nombre para regañar: si lo asocia con algo negativo, dejará de acudir cuando lo llames.
- Ignorar sus señales: girar la cara, bostezar o lamerse el hocico son formas de decir “me incomoda esto”.
- Abrazar o forzar contacto: los perros no interpretan los abrazos como algo afectivo, sino como restricción.
Señales que tu perro te da todos los días
- Bostezo: puede ser estrés o incomodidad, no necesariamente sueño.
- Postura corporal: cola baja, orejas hacia atrás, cuerpo rígido… es información valiosa.
- Lamerse el hocico: una forma de calmarse o mostrar incomodidad.
- Evitar la mirada: no siempre es desinterés. A veces es respeto o señal de calma.
- Movimientos lentos o excesivamente activos: ambas cosas pueden indicar desborde emocional.
Observar sin juzgar. Comunicar sin imponer. Escuchar antes de exigir.
No hace falta ser experto. Solo necesitas tiempo, escucha y una mirada atenta. Cuanto mejor te comuniques, más fácil será la convivencia. Y más feliz tu perro.